sábado, 17 de enero de 2009

Disminuir la velocidad, salva vidas


Señor Director Ejecutivo de la Agencia Nacional de Seguridad Vial

Señor Presidente del Consejo Federal de Seguridad Vial

Los accidentes de tránsito obedecen a distintas causas. Entre las principales causas se pueden señalar el cierre de ramales ferroviarios, con la consiguiente congestión en rutas y caminos, de camiones, ómnibus y vehículos menores. Otra de las causas, es el exceso de velocidad.

Mientras recogemos los restos despedazados de nuestros seres queridos, de entre los hierros retorcidos, nos ofrecen un “tren bala”, pero no el restablecimiento de los ramales ferroviarios.

En cuanto al exceso de velocidad se promueve el uso de “radares de velocidad” con costos y resultados discutibles. (Léase sobreprecios y coimas).

Pero si usamos el sentido común y alguna operación matemática, fácilmente nos damos cuenta que para unir dos puntos distantes entre si a una velocidad media de n Km/h, se tarda x cantidad de tiempo.

Con este sencillo método, y  registrando los concesionarios de los peajes el horario de paso de un vehículo por una determinada cabina recaudadora, se establece el tiempo mínimo que puede tardar en llegar a otra cabina recaudadora o salida del camino, teniendo como base una velocidad media a determinar, que será siempre inferior a las velocidades máximas permitidas por la Ley Nacional de Tránsito.

Si el vehículo ha unido los dos puntos en un tiempo inferior al establecido, resulta obvio que ha incurrido en un exceso de velocidad y en consecuencia debe ser retenido el vehículo por un tiempo a establecer por la autoridad de aplicación, sin perjuicio de la sanción pecuniaria que pudiera corresponder.

Si a ello se le quiere agregar controles de alcoholemia rotativos en distintos peajes, se contribuirá a una mayor seguridad en las rutas.

Así, sin mayores costos, se desalienta el exceso de velocidad en rutas, y aunque sólo se salve una sola vida, será muy importante, sobre todo si se trata de  nuestra propia vida.

Santa Fe de la Vera Cruz, 17 de enero de 2009.

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