sábado, 6 de marzo de 2010

Cuando un amigo se va...

Cuando un amigo se va
queda un espacio vacío
que no lo puede llenar
la llegada de otro amigo.

Cuando un amigo se va
queda un tizón encendido
que no se puede apagar
ni con las aguas de un río.

Hoy rogamos a Dios para que permita que nuestro amigo Juan Carlos siga junto a nosotros, para que se recupere y pueda seguir al frente de Política y Desarrollo, escribiendo y publicando las verdades que otros callan.
Rogamos para que siga junto a su esposa y sus hijos.
Pero además de nuestras oraciones manifestamos nuestra solidaridad. Porque…

Amigo es más profundo,
su alcance es infinito,
comienza en este mundo,
culmina junto a Cristo....

Decir que uno es amigo encierra un compromiso,
que la amistad lo hizo: Calor, Amor y Abrigo.
Calor que se mantenga,
Amor sincero y puro,
Abrigo en trances duros,
convenga o no convenga.


A tal fin, quienes puedan colaborar, los amigos de ayer, de hoy, de siempre, pueden depositar su ayuda en la cuenta de caja de ahorro en pesos
599-0009740/10 del Nuevo Banco de Santa Fe, cuyo Titular es Juan Carlos Sánchez.
Con esta ayuda, contribuiremos a aliviar los gastos extras que están teniendo sus familiares, y al sostenimiento de la página Politica y Desarrollo en la web.

Cuando un amigo se va
se detienen los caminos
se empieza a revelar
el duende manso del vino.

Amigo Juan Carlos, deseo que te recuperes para poder seguir compartiendo esos vinos al mediodía, con las interminables charlas sobre cuestiones personales, sociales y políticas.

Orlando Agustín Gauna

1 comentario:

carlos dijo...

"...Cuando un amigo sevà..." lo dice todo. A decir verdad, no tengo palabras para despedir a Juan Carlos. Soy simplemente un lector de PyD y asì fuè como lo conocì. Realmente era un Grande. Me hubiera gustado poder escribir algo lindo sobre Juan Carlos, pero lamento que la oratoria no sea mi fuerte, para que las palabras enciendan esos florilegios azules que nos lleven por esa senda de notas y de arpegios que Juan Carlos està recorriendo en pos del vìnculo inefable que lo acerca a Dios Nuestro Señor. Recordarlo, hace que seamos màs buenos, menos pesado el trabajo, màs profundas la oraciones cuando vamos al Templo y la mùsica del òrgano nos transporta a ignotas regiones cerradas a la comprensiòn de la mayorìa, pero, eso sì, abiertas a un dulce abandono sensitivo que hace que nos hiera hasta el roce de una sombra turbando el contacto espiritual. Sè que Juan Carlos Amò y Sufriò mucho, como... el propio Jesùs.