domingo, 7 de noviembre de 2010

Oficialismo y oposición, en plan de cambios

El embajador en España, Carlos Bettini, un muy viejo amigo de la Presidenta, recibió la orden de no volver a Madrid. ¿Por qué? No hay respuestas.

La calma es una extraña constatación, pero es sólo una apariencia. Un viejo peronista decía que nada cambiará porque nada cambió. Siguen allí Moreno, Boudou, Timerman, hasta el resucitado Ricardo Jaime y, sobre todo, la crispación. Ellos y los modos kirchneristas son los que habían empujado al Gobierno hasta el fondo de las encuestas. La propia Cristina Kirchner sacó también a pasear su carácter en los últimos días, no bien se repuso. Dura e implacable. Ni siquiera se descarta que ella avance con nuevas decisiones que afectarían la libertad de prensa. La muerte puede cambiar la vida, pero no cambia a los que viven.

Por Joaquín Morales Solá
Fuente LA NACION

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