martes, 16 de agosto de 2011

FRAUDE

No nos tragamos el sapo del escandaloso resultado electoral de ayer. En estos “comicios” nada es creíble. Es obvio que el “escrutinio” había sido realizado previamente, pero se les fue la mano. Tal vez por esa razón no se les permitió votar a los argentinos residentes en el exterior.
Creemos que el objetivo en esta elección ridícula –aunque en realidad se trataba de una encuesta digitada por el oficialismo–, era reinstalar el deslucido “Cristina ya ganó”, condicionando, induciendo y manipulando al electorado más incauto hacia las presidenciales del 23 de octubre.

El sondeo kirchnerista, que nos ha costado millonadas a los argentinos, no tuvo veedores ni controles de ninguna naturaleza, salvo las patotas K que se dedicaron a robar las papeletas de los opositores. En Córdoba detuvieron a un individuo con un cargamento de boletas falsas del partido de Eduardo Duhalde, entre otros sucesos extraños.
Nadie medianamente en sus cabales puede creer que, cuando hace poco tiempo Cristina perdió estrepitosamente en Capital Federal, a 15 días que los K perdieron en Santa Fe, y hace una semana en Córdoba, ayer “arrasaron” en ambas provincias y en la capital del país. En el caso de nuestra provincia el triunfo de Cristina se verificó en todos los departamentos, incluidos los históricos bastiones radicales. Y como no era exactamente una elección sino un sondeo no hay penalidades por fraude.
Lo más repudiable de las primarias del 14 de agosto, que recordaremos con asombro durante mucho tiempo, es que los ciudadanos fuimos coaccionados a votar bajo la amenaza de no poder hacerlo en las presidenciales de octubre, es decir arreados por la fuerza a las urnas so pena de ser sancionados, desvirtuando el carácter de derecho, que no obligación, que debe tener el voto en una democracia.
A su vez, debido a la escasa información que circuló, ya que ni el gobierno ni los partidos políticos se encargaron de explicar claramente a la población de qué se trataban estas “primarias”, el acto eleccionario estuvo teñido de oscuridad, confusión y desconcierto, sembrando dudas sobre su legitimidad y los verdaderos motivos de su realización.
Apenas pasados unos minutos del cierre de los comicios, los medios de comunicación, sin respetar la veda, se lanzaron desenfrenados a publicar los “boca de urna”, que por supuesto ya hablaban de la aplastante victoria de la presidente. Mientras tanto, una gran cantidad de los parásitos que viven de la costilla de la Argentina que trabaja –incluyendo algunos “artistas” de dudoso talento–, se congregó inmediatamente frente al búnker oficialista para festejar ruidosamente la continuidad del populismo, celebración que implicaba el uso de inmensos bombos y los habituales trapos multicolores.
El detalle perverso fue la utilización de un sello cuadrado especial para asentar esta votación, de modo que “los infractores”, “los renegados”, los argentinos que no “justificaron” su faltazo –y su rechazo– a esta vil parodia electoral, sean fácilmente detectados y dejados afuera de los comicios nacionales más importantes a verificarse dentro de dos meses.
Qué difícil es enfrentar al contrincante político cuando carece del más mínimo sentido de la ética, tan arduo como intentar entender este inmenso fraude perpetrado contra el presente y el futuro del país.

Raquel E. Consigli y Horacio Martínez Paz

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