domingo, 4 de marzo de 2012

Marita Verón, los subversivos y los represores

Durante la llamada represión, las fuerzas armadas y de seguridad, secuestraron, torturaron y mataron.
Durante gobiernos militares y democráticos, los grupos subversivos secuestraron, torturaron y mataron.
Durante gobiernos militares y democráticos, rufianes secuestran, torturan y matan.
Los primeros, cumpliendo órdenes conforme a códigos y leyes vigentes, secuestraban a terroristas identificados, para ponerlos en un total estado de indefensión y desamparo jurídico, y los torturaban para que “cantaran” donde guardaban armar y explosivos, quienes los tenían y/o donde tenían a las personas secuestradas por ellos; y así evitar males mayores, como ser atentados terroristas y asesinatos.
Los grupos subversivos, Montoneros, erpianos y otros, secuestraban torturaban y mataban con fines extorsivos, por venganza o en ataques terroristas que tenían por finalidad, la toma del poder por las armas para imponer una dictadura marxista.
Los rufianes secuestran, torturan y matan para enriquecerse mediante el comercio de “carne humana” que es “consumida” por viles e infelices ricachones que gustan “salir de putas”.
Los represores, no perseguían a inocentes. Perseguían a criminales terroristas.
Los grupos subversivos, no atacaban a quienes consideraban inocentes. Atacaban a los que ellos consideraban sus enemigos.
Los rufianes, secuestran a personas totalmente inocentes. Las torturan para someterlas a la esclavitud sexual. Las matan cuando estas inocentes significan un estorbo para sus ilícitos fines.
De todos ellos, los únicos que por las circunstancias en que cometieron los delitos estarían exentos de ser punibles, serían los integrantes de las fuerzas armadas y de seguridad. Por el contrario, los más abominables y merecedores de la mayor condena social y penal, son los traficantes de personas.
Sin embargo, quienes se dicen defensores de los derechos humanos, en su mayoría, son integrantes o simpatizantes de los grupos subversivos, y desde esa óptica, apuntan todas sus acciones contra los únicos legalmente justificados (Art.34 del Código Penal). Ellos nada dicen ni hacen contra el crimen más abominable, el secuestro, la tortura y el asesinato de inocentes, para el tráfico de personas.
¿Las Madres y abuelas de Plaza de Mayo, no tienen hijos ni nietos?
Las inocentes víctimas del tráfico de personas si tiene madres y abuelas, pero estas madres y abuelas no llevan trapos blancos sobre sus cabezas. Acaso por eso sus voces no tienen eco.
Hoy, con la complicidad de los tres poderes del Estado, y el silencio de los organismos de derechos humanos, los rufianes dedicados al tráfico de personas, siguen secuestrando, torturando y matando a inocentes, con absoluta impunidad.
Hoy, Susana Trimarco y otras personas como ella, desde el llano, luchan para rescatar de su calvario a tantas víctimas inocentes y para que cada día, no vuelva a desaparecer otra MARITA VERON.
¿La justicia? 
Se ha vestido de injusticia.

Orlando Agustín Gauna

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