sábado, 6 de octubre de 2012

Los unos y los otros

La clase trabajadora, los que producen y aportan al crecimiento del país, se manifiesta y expresa luego de su jornada de trabajo. 
La clase clientelar, los parásitos que viven de planes sociales pagados con los aportes de la clase trabajadora, se manifiesta en horarios que entorpecen la actividad productiva. 
La clase trabajadora, cuando se manifiesta, como lo hizo en las jornadas del 2001, el 13 de setiembre y el 1º de octubre, lo hace pacíficamente, con el rostro descubierto y acompañados por pocos policías que ordenan el tránsito. 


La clase clientelar, cuando se manifiesta, lo hace de manera violenta, con sus rostros cubiertos, incendiando y rapiñando lo que encuentran a su paso. Por ello, la policía debe desatender la seguridad del resto de la población, para contener a estos bárbaros. 
La clase trabajadora marcha al son de las cacerolas, exhibiendo la bandera nacional y pancartas donde expresan sus reclamos. 
La clase clientelar, se manifiesta con los colores y símbolos del comunismo internacional y quemando cubiertas. 
La clase trabajadora no necesita líderes, se autoconvoca mediante el “boca a boca” y a través de las redes sociales. 
La clase clientelar es convocada por punteros políticos, y arreados como ganado, en colectivos, camiones, u otros vehículos, bajo amenaza de quitarles los planes. 
La clase trabajadora se autofinancia en sus protestas y reclamos. 
La clase clientelar es provista del “chori”, la birra y el porro, además del transporte; por los punteros políticos, con dineros del aporte de los trabajadores. 
Hoy, hasta el personal de la Prefectura y de la Gendarmería, se manifiesta luego de su jornada laboral. 
Esa es la diferencia entre unos y otros

Orlando Agustín Gauna

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