sábado, 23 de septiembre de 2017

El asesino y el curro del gatillo fácil

‘No te hagas la estúpida. Yo soy un asesino y no me va a temblar el pulso para matarlos a los tres’, gritó el delincuente Walter Exequiel Alarcón ante la imposibilidad de una señora de acatar la orden de tirarse al suelo, por su avanzada edad. 
El asalto lo perpetraba un delincuente menor de edad, en la ciudad de Santa Fe, que no advirtió que ya se había activado un botón de alarma. 
Cuando se aprestaba a darse a la fuga, se detuvo un patrullero policial con dos agentes a bordo. El ladrón se dio a la fuga por calle Belgrano al Norte, cruzó Boulevard y a pesar de haber numerosas personas en esa noche del viernes 11 de marzo de 2016, el autodefinido como “asesino”, no vaciló en disparar contra el joven agente policial que lo perseguía. 
En su fuga, dobló en Castellanos hasta Las Heras y por ésta, hasta Maipú, donde dobló hacia el Este, disparando contra el policía que no cejaba en su persecución en procura de capturar al peligroso delincuente a riesgo de su vida. Durante la persecución, el efectivo policial repeliendo la agresión, alcanza al delincuente con un disparo en la cabeza, desde una distancia de unos 30 o 40 metros. 
El delincuente aún con vida es trasladado a un nosocomio, donde finalmente fallece. 
Nadie desea la muerte de un ser humano, pero ante el auge de la inseguridad, muchos habrán opinado “Un malandra menos”
Para el valiente policía, Emiliano José Navarro, que “jugándose la vida” no abandonó la persecución del delincuente, todos eran elogios. 
Pero siempre están los “caranchos” y el otro gran curro. 
“El curro del gatillo fácil”. 
Pasa el tiempo, se consiguen “testigos”, algunos pueden rectificar sus primeras declaraciones, otros testigos que nunca estuvieron ahora dicen haber estado y visto todo. Hasta no falta quien haya corrido junto al menor delincuente y al atlético policía. 
Un “trapito” que no creo que alcance a correr cincuenta metros. 
Y todo sirve para el “curro del gatillo fácil”. 
Desprestigiar a la buena policía, esa que no vacila en jugarse la vida en defensa de la sociedad. 
Condenar a la cárcel a un inocente y hacerle juicio al Estado, que terminará pagando una jugosa indemnización, con el fruto de nuestros impuestos. 
Mañana estaremos más indefensos que hoy. 
Los buenos policías, ante un delito, mirarán para otro lado, por temor a terminar presos por muchos años. 
En tanto el padre de un peligroso delincuente se verá beneficiado con una importante suma de dinero, como indemnización, por el solo hecho de que su hijo fue abatido cuando había cometido un asalto a mano armada. 

«Cosas tenedes, Cid, que farán fablar las piedras»

Orlando Agustín Gauna Bracamonte

1 comentario:

Administrador dijo...

No coincido con eso de que "nadie desea la muerte de ningún ser humano". Yo si deseo la muerte de estas lacras. En la vida hay muertes buenas y muertes malas. Como ejemplo de las segundas le puedo citar a la Madre Teresa y al Doctor Favaloro. Y entre las buenas podríamos poner a Pinochet, Hitler, Papá Doc, Stalin, es decir, a miles de hdp que le cag... la vida a media humanidad. Ah, este pendejo DELINCUENTE integra este grupo y BIEN MUERTO ESTA.